Baptiste Carriere-Pradal: “La ‘due diligence’ es una legislación de medios, no de resultados”
Desde la importancia de regular a todos por igual (las empresas europeas y extra comunitarias) a la necesidad de hacerlo diferente (entre grandes y pequeñas compañías), Carriere-Pradal analiza el nuevo marco sostenible de Bruselas
18 oct 2024 - 05:00
La Unión Europea ha tomado la avanzadilla de la sostenibilidad, pero ¿cómo se legisla algo que nunca había estado tan regulado? Baptiste Carriere-Pradal, director de la patronal europea textil Policy Hub, forma parte de ese grupo de expertos, empresas implicadas, legisladores y lobbies que se enfrenta a la titánica tarea de hacer la moda un sector que, no únicamente sea más sostenible, sino que abra también el camino para el resto. Desde la importancia de regular a todos por igual (las empresas europeas y extra comunitarias) a la necesidad de hacerlo diferente (entre grandes y pequeñas compañías), Carriere-Pradal analiza el nuevo marco sostenible que se está formando en los pasillos de Bruselas.
Se dice que Europa lidera la llamada legislación inteligente. ¿Está de acuerdo?
Definitivamente, la Unión Europea ha tomado el liderazgo mundial en términos legislativos, especialmente gracias al Pacto Verde Europeo, que le ha permitido crear una agenda muy ambiciosa para crear nuevas legislaciones que marcarán el camino.
¿Está siendo así también en el caso de la moda?
Sí. La Comisión Europea ha identificado al sector textil como uno de los que más impacto tiene en el medioambiente, por lo que muchos de los artículos de la legislación hacen referencia directa a la moda, ya sea priorizando el sector textil o legislando directamente con este en mente. La moda, por ejemplo, será el primer sector en tener su propia regulación de ecodiseño siguiendo el recién validado Reglamento Europeo sobre Ecodiseño.
¿Hasta qué punto puede la moda hacerse realmente responsable de su cadena de valor?
La cadena de valor del textil está muy fragmentada, en el sentido de que no existen unos pocos jugadores muy grandes como sucede en la industria de las telecomunicaciones, por ejemplo. En la moda, primero, hay muchos jugadores, y, además, la cadena de valor de estos está diseminada por todo el mundo. Puedes tener los materiales vírgenes proviniendo de un continente, las telas, de otro y la confección llevándose a cabo en otro. Desde este punto de vista es una industria muy global, muy fragmentada y diversa, pero debemos ver la legislación como sólo uno de los muchos impulsos que harán que el sector textil sea más sostenible a largo plazo.
¿Pero es posible llevarlo a cabo?
Sí, siempre puedes ser responsable. Es cierto que hay un punto máximo al que se puede llegar, y no esperamos que nadie consiga lo imposible. Certificar la trazabilidad de todos tus materiales es imposible, hoy en día por lo menos, quizás no en el futuro. Por lo tanto, todos somos responsables en el sector, pero tu responsabilidad estará limitada por la infraestructura, por la tecnología y por la diversidad que existe en el sector.
¿Y hasta qué punto podrá el regulador verificar lo que declaren las empresas en torno a su cadena de valor cuando esta llega más allá de las fronteras europeas?
Normalmente, si una empresa dice que un algodón proviene de determinada granja, es porque han hecho el proceso de demostrar su trazabilidad. El único problema, es que no pueden hacer esto con toda la cantidad de algodón que utilizan y en todos los artículos que producen. Aún hoy en día, hay lugares muy concretos de la cadena de valor donde es muy difícil conseguir esta trazabilidad, y todavía más a gran escala. Además, también se debe tener en cuenta qué estándares se utilizan: ¿cómo pruebas que una forma de cultivo es mejor que otra? ¿o qué fibra es mejor? ¿o que un producto es mejor que el otro? Aquí, el factor limitante es el acceso a los datos y la calidad de esos.
¿Son razonables los timings que se imponen para la transformación de la moda en aspectos como el ecodiseño, un aspecto sobre el que todavía no hay concreción?
Es importante tener en mente que depende de la legislación de la que estemos hablamos. Cuando trabajamos con los diferentes legisladores, desde Policy Hub siempre queremos asegurarnos de que se está haciendo de forma realista, que los tiempos son asequibles y que la implementación lo sea también. Es por eso por lo que estamos muy agradecidos de que algunas legislaciones, como la Directiva de Debida Diligencia, sea una obligación de medios” no de resultados. La ley pide que actúes lo mejor que puedas para evitar un problema, por lo que ya está teniendo en cuenta que no se puede hacer todo y que existen ciertos límites en términos de infraestructura, recursos, acceso a datos de calidad, etc. Esta filosofía permite que la legislación se pueda desplegar en todos los sectores, incluido la moda.
“No puede haber un vacío de implementación entre las leyes para las empresas europeas y las de fuera”
¿Y en el caso de otras regulaciones?
Si hablamos de la última legislación que se ha aprobado, el Reglamento de Productos Sostenibles, o Espr, que es la que se refiere al ecodiseño, esta ha establecido unos tiempos a largo plazo. Todavía a día de hoy no sabemos lo que requerirá la ley, ya que únicamente se ha aprobado el marco general, y desde la Unión Europea lo han tenido en cuenta. Sí que hay algunos puntos, como la prohibición de la destrucción de productos, que no creemos que se legislara desde el ángulo correcto para abordar este problema. Pero todas las exigencias futuras, como el pasaporte digital, la inclusión o no de contenido reciclado en el producto, la durabilidad mínima, etc., no sabemos cómo se acabarán de aterrizar. Y todo esto se discutirá en un foro especializado durante los próximos meses, e incluso años, en el que estará el sector representado, para llegar a una ley definitiva no antes de 2025 o 2026, para que se empiece a implementar en 2028 o 2029.
¿Se han dejado olvidadas a las pymes en los procesos de negociación entre Bruselas y los lobbies como Policy Hub?
Cuando nosotros interactuamos con las autoridades europeas, siempre lo hacemos con ellas en mente, ya que la mayoría del sector está conformada por Pymes y otras compañías más pequeñas, y siempre tenemos en cuenta las restricciones específicas a las que se enfrentan a la hora de implementar las legislaciones. Ahora, sin embargo, estamos trabajando en cómo se va a aplicar esta realidad. En la Due Diligence, por ejemplo, ya sabemos que hay previsiones y plazos de tiempo especiales según el tamaño de cada compañía. Será interesante ver, en particular en la ley de ecodiseño, cómo de bien se integran en la legislación el peso y la complejidad y las limitaciones de las pymes para que estas puedan seguir operando.
¿La entrada en vigor de la legislación puede llevarse por delante empresas?
El punto clave es que la Comisión debe asegurar que la legislación sea aplicada a todos. Si eso pasa, no será entonces tanto un problema de competitividad, porque si todos tenemos que aplicar la misma ley, no habrá ningún problema. El problema puede surgir si, por ejemplo, las empresas que no estén basadas en la Unión Europea no se tengan que regir por las mismas leyes, aquí sí que estaríamos hablando de una competición injusta.
“Que la moda intente abordar la sostenibilidad por separado, será un problema para el sector en el futuro”
¿Y la competición externa de empresas europeas que sólo ingresan sus productos aquí, pero no tienen base en ningún país de Europa?
Normalmente, si todo va bien, estas empresas deberán cumplir también con las mismas obligaciones que imponen las diferentes legislaciones. De nuevo, la clave está en ver cómo se implementará y funcionará este sistema. Una vez aplicada, hay un vacío entre los requisitos que se impongan a las empresas europeas que al resto, sí que podría llegar a pasar. Va a depender de la capacidad de cada Estado miembro de verificar lo que hacen las empresas en sus fronteras. Por desgracia, hay casos en los que algunas empresas están bajo el grado máximo de escrutinio mientras que otras, ni se les mira. Y eso que hay que cambiar porque, entonces, desde ese punto de vista, el problema va a ser siempre responsabilidad de las empresas que se verifican.
¿En qué ejemplos puede fijarse la moda para saber qué viene a continuación?
No existen, principalmente porque la gran legislación que se ha llevado a cabo teniendo en cuenta al sector textil, la Due Diligence, es completamente nueva. Para la regulación de ecodiseño, sí que hemos estado en contacto con otros sectores como el de las baterías o el de la energía, que sí que podrían tener unas normas asimilables, pero tampoco es lo mismo. Buscamos poder compartir nuestro conocimiento con los otros sectores en un año o dos, pero por el momento, muchas de las legislaciones que nos están apelando directamente son nuevas, por lo que no hay tantos ejemplos de otros sectores que hayan vivido el mismo proceso.
¿Qué puede aprender la moda de sectores hiper regulados como el farma?
Qué problema puede surgir en la implementación. La Comisión sigue aprobando legislaciones, pero hay que evitar que sólo se centre en los actores más grandes y conocidos, que siempre son los que se mencionan en la prensa pero que representan un pequeño porcentaje del sector. Y lo que hemos comentado con otros sectores sí que nos ha permitido darnos cuenta de que, a veces, en los países hay la mitad de personas de las que deberían investigando a las empresas, por lo que no tienen capacidad de abarcar todo el mercado y acaban siendo siempre las mismas grandes empresas las que están en el punto de mira, por lo que evitar esta situación es una de las cosas que hemos estado pidiendo.
“Es muy complejo identificar qué es fast fashion y a quiénle afecta el término”
¿La moda está acostumbrada a hacer lobby? ¿O ha tenido que aprender a marchar forzadas por la regulación?
Es cierto que hasta ahora el sector de la moda como tal no se ha organizado como lobby, entendiendo que no ha existido una organización superior representando a toda la industria. En Estados Unidos, por ejemplo, existe la American Apparel&Footwear Association (Aafa), pero no hay una Eafa, una European Apparel&Footwear Association. Sí que hay una federación de deportes muy antigua, la Federation of the European Sporting Goods Industry (Fesi), que fue creada en los años 60, pero se dedica al mundo de deporte.
¿Y cómo lo ha estado haciendo?
Bien, pero hay que seguir trabajando de manera conjunta. Es por eso que desde Policy Hub estamos trabajando para unir a todos los actores de los diferentes sectores para proporcionar un alineamiento común a los políticos. Si el sector intenta abordar este problema por separado, y permanece fragmentado en el futuro, no será positivo, ni para la industrial ni para los legisladores, porque no van a saber qué opiniones escuchar.
¿Cómo puede afectar la conformación de un nuevo parlamento a las legislaciones pendientes de aprobar?
Es demasiado temprano para decirlo. Primero, los miembros del anterior Parlamento Europeo ya dejaron aprobadas muchas de las legislaciones de las que estamos hablando, así ya han terminado su paso por la eurocámara. Sí que pueden faltar algunas leyes por aprobar como la directiva desechos o claims sostenibles, pero la gran mayoría ya están aprobadas. Como sector, por lo tanto, no vamos a trabajar ahora tanto con el Parlamento, con excepción de algunos actos delegados de por ejemplo la ley de ecodiseño, pero el trabajo está en asegurar una buena implementación, y eso está en manos de la Comisión.
Carriere-Pradal forma parte del grupo de expertos que han estado más de cinco años trabajando en las nuevas legislaciones que deberá aplicar la moda a su modelo de negocio
¿Cuántas posibilidades hay de que la medida se vaya extendiendo a grandes grupos de distribución que también ponen un número muy elevado de artículos en el mercado?
Es demasiado temprano para hablar de esto. Hay una ley que se está discutiendo en este momento, pero está muy poco avanzada. Es muy complejo identificar qué es fast fashion y a quién le afecta el término. Entiendo la lógica, y entiendo que es una conversación que se debe tener para saber cómo podemos limitar las emisiones de manera conjunta, pero si finalmente es una ley que únicamente busca decir que, si eres grande, eres malo, y si eres pequeño, bueno, ¿es lo que queremos realmente qué diga esta ley?
¿Y qué se puede hacer para conseguir un marco común qué defina estos términos?
Todavía hay muchas conversaciones que se deben tener respecto al tema, y va a llevar un tiempo porque debe estar apoyada por datos científicos, y por ahora las conversaciones que se han tenido están más motivadas por razones políticas que por la ciencia.
En Estados Unidos hace años que existe la American Apparel&Footwear Association (Aafa)
¿Puede la moda verse afectada por las oleadas proteccionistas entre Estados Unidos, China y Europa?
Podría, ya ha quedado claro que hay un movimiento general hacia el proteccionismo en todo el mundo. Y en el caso de la moda, que tiene una cadena de valor que es, por defecto, y ya lo ha sido desde hace muchos años, muy internacional, esto puede llegar a afectar en gran manera al sector.
Si tuviera un millón de euros para invertir en una empresa, ¿lo haría en el sector de la moda?
Las grandes fortunas del mundo no son únicamente tecnológicas. El sector textil responde a una necesidad primaria de la gente de ser capaces de vestirse cómo quieran, y por eso hay muchas cosas que se pueden hacer si encuentras el modelo de negocio perfecto que una sostenibilidad y moda. Es un sector maravilloso donde se puede trabajar para el futuro, por muy complejo que sea.