Turquía, entre el consumo y la industria: la subida del salario mínimo presiona la producción
Con elecciones municipales a la vuelta de la esquina y la inflación desbocada, el Gobierno turco eleva el salario mínimo, lo que compromete la competitividad del textil, cuyas exportaciones finalizaron 2023 a la baja.
24 ene 2024 - 05:00
Hacer frente al coste de la vida, plantar cara a la persistente inflación, proteger a la industria y prepararse para las elecciones municipales. Este es el complejo equilibrio en el que se mueve el Gobierno turco, que terminó 2023 anunciando un aumento del salario mínimo. La medida, que anima a la población, siembra dudas sobre la competitividad de la industria textil del país.
En diciembre, el ejecutivo de Recep Tayyip Erdoğan anunció un aumento del salario mínimo mensual hasta 17.002 liras turcas (578,31 dólares) en 2024, lo que representa un incremento del 49% frente a julio y duplica la cifra de enero de 2023. Un tercio de los 86 millones de habitantes de Turquía ganan el salario mínimo, que también determina otros incrementos salariales.
A finales de 2021, una crisis monetaria sumergió a Turquía en una de las peores crisis inflacionarias de su historia. Con la lira desplomada (en 2023 ha perdido el 32% de su valor frente al dólar), el coste de la vida se ha disparado, lo que ha impactado en los hogares turcos.
La tasa de inflación anual de Turquía se elevó hasta el 61,98% en noviembre del año pasado, el nivel más alto de 2023. En octubre, la inflación había alcanzado su nivel más alto en 24 años, con un incremento del 85,51%.
La tasa de inflación anual de Turquía se elevó hasta el 61,98% en noviembre del año pasado
Vedat Işıkhan, ministro de trabajo del país, señaló en el momento del anuncio del aumento del salario mínimo que “estamos satisfechos de, una vez más, cumplir con nuestra promesa de proteger a nuestros trabajadores de la presión de la inflación”. Con las urnas municipales a la vuelta de la esquina (el 31 de marzo), el Gobierno ya ha anunciado otro aumento antes de 2025.
Sin embargo, el empujón al consumo puede llevarse por delante a la industria, especialmente en un país cuyo atractivo es, en el caso del textil, tanto su integración vertical y sus tiempos como sus precios. Diversas compañías del sector comienzan a analizar de cerca la rentabilidad de la producción en Turquía, mientras la industria del país urge a la moda internacional a centrarse en el valor añadido y no en los precios.
La presión del salario mínimo es sólo una gota más en el vaso de la industria textil turca, el tercer mayor proveedor de ropa de Europa. En noviembre, el Gobierno aumentó los impuestos entre un 30% y un 100% a un centenar de productos importados, en un intento de proteger a la industria local.
El aumento de los impuestos y del salario mínimo pueden llevar, según advierten desde el sector, a despidos en la industria, que debe mantener su competitividad ante destinos como Vietnam o Bangladesh.
La patronal turca de la confección, Turkey's TOBB Clothing and the Apparel Industry Assembly, señala que un comprador europeo paga actualmente un 40% más por una camiseta confeccionada en Turquía que por una fabricada en Bangladesh, mientras que hace dos años el gap se situaba entre el 15% y el 20%.
Europa, un cliente menos importante
Pese a mantenerse como el tercer mayor proveedor de ropa de Europa, Turquía ha reducido sus ventas al exterior durante 2023. El país vendió moda fuera de sus fronteras por un valor de 12.600 millones de dólares, en comparación con los 12.900 millones de dólares de 2022, según datos de la Asociación de Exportadores de Textiles y Materias Primas de Estambul (Ithib por sus siglas en inglés). Las exportaciones del sector textil disminuyeron especialmente en diciembre, cuando bajaron hasta un 6,2%.
Europa ha sido históricamente el cliente principal para Turquía, aunque la dinámica se ha ido transformando durante el último año. Los países europeos continúan siendo sus principales clientes, pero las ventas de moda a estos mercados cayeron en 2023 un 17,6% frente a las realizadas en el ejercicio precedente, mientras que las exportaciones a países de Oriente Próximo han ido aumentando. Las exportaciones de moda a Irán, por ejemplo, se dispararon un 29,9%.
Para España, Turquía es uno de sus principales proveedores de moda. Concretamente, el país ocupa la cuarta posición, sólo por detrás de China, Bangladesh, Francia e Italia. Según los últimos datos proporcionados por el Icex España Exportación e Inversión (que comprende los datos de entre enero y noviembre de 2023), España compró a Turquía moda por valor de 2.326 millones de euros, un 29,8% menos que en el mismo periodo de 2022.
En los once primeros meses del ejercicio anterior, Turquía suponía para España su tercer proveedor, dos puestos por encima que en 2023. Por otra parte, España mantiene a Turquía en el top 10 de mercados a los que exporta moda, siendo este el décimo destino. En el mismo periodo del ejercicio anterior, España vendió prendas a Turquía por valor de 872,6 millones de euros, un 8,2% por encima que en 2022.