SOS necesito un ingeniero: de actores secundarios a piezas clave
La transformación tecnológica y la sostenibilidad impulsan la demanda de ingenieros textiles capaces de seguir el ritmo y los desafíos de la industria de la moda y el textil. Aumenta la formación disponible para estos perfiles.
11 nov 2024 - 05:00
Hubo en tiempo en que no había empresa textil sin ingeniero. Sin embargo, a medida que el sector avanzó hacia el final de la cadena de valor y los grupos de diseño y distribución se convirtieron en protagonistas, la ingeniería dejó paso a compradores, visual merchandisers o directores de retail. Sin embargo, algo está cambiando. La tecnología y, especialmente, la sostenibilidad están haciendo que la moda vuelva a mirar al inicio de la cadena de valor. Los ingenieros textiles han vuelto a convertirse en perfiles altamente demandados en el sector.
“Hace unos treinta años, la mayoría de los estudiantes de ingeniería textil terminaban trabajando en los departamentos de producción, calidad o ventas de empresas textiles”, explica Enric Carrera, doctor en Ingeniería Textil por la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). “Sin embargo, la producción textil local se ha visto muy reducida y una gran parte de las empresas textiles españolas se hacen cargo sólo del diseño de procesos y productos, así como su evaluación”, agrega.
Sin embargo, tal y como señala Pepe Serna, presidente del Consejo Intertextil Español (CIE), las nuevas demandas relacionadas con la sostenibilidad están haciendo que cada vez más compañías de distribución requieran a ingenieros en sus equipos. “El ecodiseño, un enfoque más descarbonizado de la logística, eficiencia energética de procesos y nueva aplicación de materias primas recicladas son nuevas oportunidades que están surgiendo en el textil, y que hacen que continúe siendo importante este tipo de formación”, sostiene Serna, también presidente de la Asociación de Empresarios del Textil de la Comunidad Valenciana (Ateval).
Las nuevas demandas relacionadas con la sostenibilidad están haciendo que cada vez más compañías de distribución requieran a ingenieros en sus equipos
El reclamo de las empresas, de hecho, se está trasladando ya a las aulas universitarias y en España, como en el resto del mundo, muchos centros han apostado por reformar sus planes de estudio para integrar estas formaciones. Las universidades Politécnicas de Cataluña y Valencia ofrecen un grado de Ingeniería y Diseño Textil, mientras que otras apuestan por masters en áreas concretas como el diseño y tecnología de textiles.
En España, sólo había hasta ahora una universidad que impartía el grado en Ingeniería de Tecnología y Diseño Textil, la Universidad Politècnica de Catalunya (UPC). Desde este curso, la Universitat Politècnica de València (UPV) ofrece también el grado en Ingeniería de Tecnología, Diseño y Moda Textil.
El curso de la UPC tiene una duración de cuatro años y pone foco en la tecnología textil como punto de partida y brinda la posibilidad de especializarse a partir del segundo año a través de optativas como Diseño de jacquard, Evaluación de la calidad de los tejidos, Ensayos de abrasión o Tratamiento de aguas residuales. Además, el grado incluye un Trabajo Final de Grado de carácter experimental.
Hasta ahora, sólo la UPC ofrecía el grado en Ingeniería de Tecnología y Diseño Textil; desde este curso, también lo ofrece la UPV
Mónica Ardanuy, jefa de la división de Ingeniería Textil de la UPC, asegura que en países europeos como Francia, Finlandia, Países Bajos y Turquía la mayoría de universidades tienen los tres niveles de estudios en ingeniería textil, grado, máster y doctorado. España e Italia son, en su opinión, los países que más han perdido en formación de ingeniería textil.
La mayoría de alumnos que acceden a los grados lo hacen a través del bachillerato y una minoría derivados de cursos de formación profesional. “Hay más balance en el género de los estudiantes, el número de hombres y mujeres es bastante equitativo”, dice Ardanuy. La profesora de la UPC también ha percibido una mejora en el prestigio de la carrera de ingeniería textil: “cada vez vemos más estudiantes de diversos perfiles e intereses con ganas de aprender y especializarse en el sector”.
Aunque la demanda de estudiantes todavía no es masiva, también la formación profesional está sumándose al desarrollo de perfiles técnicos especializados en textil. Este verano, la Generalitat de Cataluña y la Diputación de Barcelona han anunciado un acuerdo para crear un nuevo centro educativo de formación profesional (FP) integrada, especializada en textil, en la histórica Escola de Texits de Canet de Mar. El objetivo es que el nuevo centro transfiera conocimiento a los otros centros que imparten FP textil en Cataluña, ubicados en Barcelona, Terrassa, Igualada, Lleida y Olot.
La Comunidad Valenciana es otro de los focos de formación textil. Diez centros de la comunidad autónoma, la mayoría de ellos en Alicante (centro de producción del calzado en España) imparten diferentes grados medios y superiores de FP textil.
Únicamente en la Comunidad Valenciana, diez institutos ofrecen cursos de formación profesional en textil
En otras universidades también han aparecido los denominados como “grupos de vigilancia tecnológica”, una colaboración entre expertos del sector para “revisar las teorías y las técnicas impartidas en clase”, así como introducir nuevas tecnologías que tengan futuro en la industria. La gran mayoría de las formaciones, sin embargo, todavía se concentran en los cursos de formación profesional.
Hasta el surgimiento de estos grados más específicos, sin embargo, la industria de la moda ha ido supliendo la carencia de estos perfiles con profesionales de otras materias, como los ingenieros químicos o industriales. La compañía catalana Brownie, por ejemplo, ha sido la última en incorporar a una ingeniera química para liderar el departamento de sostenibilidad de la empresa, Olaya Martínez.
Otros ejemplos destacados incluyen Clàudia Hostaa, graduada en ingeniería industrial, y actualmente responsable de circularidad en Mango; Juanjo Verdejo, director de calidad en la compañía catalana y graduado en ingeniería química por la Universidad de Barcelona, o Aécio Dantas, director de sostenibilidad en Silbon e ingeniero forestal. Se les añade también, Alberto Mora, director de diseño de Springfield y graduado precisamente en ingeniería textil por la UPC.
Brownie, Mango o Tendam son algunas empresas que cuentan con ingenieros en sus plantillas
“La industria del retail se encuentra ante un marco normativo muy cambiante que requiere un cumplimiento exigente en asuntos como el ecodiseño, la debida diligencia, la trazabilidad de los proveedores, la responsabilidad ampliada del productor o la gestión de residuos, entre muchos otros”, relata Adrián Hervella, responsable del departamento de sostenibilidad en Decathlon.
El grupo francés, de hecho, cuenta hace ya varios años con un equipo de hasta 850 ingenieros, no únicamente textiles, que, junto con el equipo de diseño, participan en los procesos de creación de los productos. “En los últimos años, las innovaciones tecnológicas en la industria textil han impulsado la transformación del sector textil”, añade el directivo.
“Los nuevos técnicos precisan una formación inicial básica en conocimientos textiles que permita de forma paulatina ir incorporando las nuevas tecnologías a estas técnicas textiles”, explica Pablo Díaz, director del departamento de Ingeniería Textil y Papelera de la Universidad Politécnica de Valencia. El programa de prácticas del grado de Ingeniería Textil de la UPC, de hecho, ya ha empezado a incorporar a sus alumnos al mundo de la moda, y ofrece a sus estudiantes la posibilidad de trabajar con compañías como Louis Vuitton, Mango, Inditex y el Instituto de Investigación Textil y de Cooperación Industrial de Terrassa (Intexter).
“Los ingenieros son perfiles muy necesarios para mejorar procesos productivos, tanto para mejorar la eficiencia de la producción como para innovar en el desarrollo de productos”, continúa Serna. Añade que muchas universidades ya están creando “sistemas de microcredenciales con cursos de dos a diez horas para que los profesionales puedan actualizar los conocimientos”.
Para Serna, la sostenibilidad es el principal reto del sector, aunque no el único, y la incorporación de ingenieros textiles cada vez más formados en el sector va a permitir responder a necesidades concretas que hasta ahora estaban desatendidas. “Todo ello -sentencia-; consiguiendo que las empresas sean más competitivas, disminuyendo costes y haciéndolas más eficientes”.