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Nínive Rodríguez: “Nadie está cómodo en el departamento de sostenibilidad”

Formada en Historia, con mención en arte, la creativa, Nínive Rodríguez, empezó a coser en casa junto a su madre, pero dice que fue su visión lo que le sirvió para conquistar a Thomas Meyer en 1998, fundador de Desigual.

Nínive Rodríguez: “Nadie está cómodo en el departamento de sostenibilidad”
Nínive Rodríguez: “Nadie está cómodo en el departamento de sostenibilidad”
No fue hasta 1998 cuando Thomas Meyer, fundador de Desigual, llamó a su puerta para ficharla como directora de diseño.

Marta Niza

17 ene 2024 - 05:00

Formada en Historia, Nínive Rodríguez empezó a coser en casa junto a su madre, pero dice que fue su visión lo que le sirvió para conquistar a Thomas Meyer, fundador de Desigual. Como directora de diseño, la creativa ayudó a construir la estética que definió la compañía, una imagen que apelaba a una vida chula con toques new age que hoy continúa siendo su seña de identidad.

 

 

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Nacida en Canarias, Rodríguez estudió Historia en el archipiélago, especializada en Historia del Arte. “Cuando aún no sabía coser bien, siempre he confeccionado ropa con mi madre: esa era mi gran pasión”, dice la creativa. Seguir esa pasión llevó a Rodríguez a Barcelona, donde comenzó a estudiar diseño de moda en el Institut Català de la Moda. “En una de las exposiciones que hacíamos los alumnos me cogieron para trabajar en dos empresas de moda”, recuerda.

 

Fue su primera oportunidad. Poco después, vio una publicidad de Desigual que le llevó a sumarse al grupo. Terminó trabajando allí durante veinticuatro años, mano a mano con Thomas Meyer. La diseñadora se incorporó a la empresa en 1998, catorce años después de su fundación, con el objetivo de diseñar, prototipar y supervisar las colecciones de hombre y mujer (entonces todavía muy pequeña para la firma).

 

“Antes, Desigual sólo aspiraba a la creación de piezas para hombre, pero, con mi entrada, dimos paso a diseños más andróginos para mujer”, rememora Rodríguez. Hoy la moda femenina es la principal fuente de ingresos del grupo. Rodríguez se ganó la confianza de todo el equipo y, en su última década en la empresa, formó parte del comité de dirección.

 

 

 

 

Fue la época de gran expansión del grupo, un éxito que Rodríguez atribuye en buena parte al diseño: “hacíamos diseños frescos, revolucionarios y disruptivos”, subraya la creativa. Aunque hay que tener una visión y una propensión natural a crear, Rodríguez defiende la importancia de una formación reglada en diseño.

 

“Todos los diseñadores deberían ir a escuelas de diseño para desarrollar su potencial”, asegura, aunque reconoce que, una vez fuera de la universidad, “muchos diseñadores con talento no se desarrollan por falta de recursos”. En su opinión, esta situación está empezando a cambiar gracias a la tecnología.

 

“En la década de los ochenta, en Barcelona había centenares de pequeños diseñadores que, quizás hoy en día, con la cantidad de medios digitales y económicos para fabricar nuevas prendas, estarían triunfando”, reflexiona. El desarrollo de grandes grupos de retail también ha favorecido a la profesión, según ella. “Gracias a los grandes retailers, los diseñadores han podido experimentar”, apunta.

 

 

 

 

El mismo espíritu innovador que se potencia en la escuela debería mantenerse, según la canaria, también durante la carrera laboral. “Es indispensable contar en las empresas con talleres de diseño para experimentar con nuevos tejidos, patrones, joyas y nuevas propuestas”, señala Rodríguez.

 

La tecnología es un facilitador, pero un diseñador debe saber hacer bocetos para estimular la creatividad. “A los nuevos diseñadores les cuesta mucho crear desde cero con papel y lápiz; son procesos que no se deben perder con las nuevas herramientas, sino ser pasos previos al uso de la tecnología”, defiende.

 

¿Se puede ser artesano y digital al mismo tiempo? Sí. Nínive Rodríguez apunta que debe existir una armonía entre ambos. ¿Cómo afecta a este proceso la sostenibilidad? “Está muy vinculada a la innovación, aunque a las marcas les está costando implementarlo”, asegura.

 

 

 

 

“En Desigual, lo que al principio eran dos personas ha acabado siendo un departamento imprescindible pero en el que, a su vez, nadie quiere estar, ya que implica mucho sacrificio”, sostiene la directiva, que abandonó la empresa el año pasado para emprender con su propia marca, Hi-Ninive.

 

Para el próximo año, la creativa pretende enfocarse en la creación de nuevos estilos y estampados para el desarrollo de su empresa de moda. La aspiración de Rodríguez es llegar a abrir su propio estudio de diseño de estampados.

 

 

 

 

Entre los próximos planes se encuentra la intención de participar en la feria madrileña Momad con el lanzamiento de su nueva colección e incluso aterrizar en Première Vision con esta primera cápsula.

 

Nínive Rodríguez valora positivamente el relevo generacional en el sector, y cree que hay cantera para las próximas décadas de la moda española. “Con la vitalidad de los diseñadores jóvenes, sólo deben buscar nuevas oportunidades para poder ser bien valorados”, sostiene la ejecutiva. 

 

 

Nínive Rodríguez empezó su andadura estudiando Historia en Canarias, con foco en arte. Desde pequeña, la diseñadora personalizaba la ropa con su madre, aunque no sabía coser ni dibujar profesionalmente.

 

Rodríguez se mudó a Barcelona para estudiar diseño en el Institut Català de la Moda, hasta que en una de las exposiciones del curso unos empresarios la contrataron para sus primeros trabajos en la industria de la moda. No fue hasta 1998 cuando Thomas Meyer, fundador de Desigual, llamó a su puerta para ficharla como directora de diseño.