De Francia a Chile, pasando por Ghana: ¿cómo funcionan los scraps del mundo?
A pesar de que todos los sistemas colectivos de recogida comparten un mismo objetivo, cada país debe establecer sistemas diferenciados que se adapten a las características del sector de la moda en sus respectivos territorios.
11 oct 2024 - 05:00
Si en España ya han comenzado a surgir varios sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor (scraps) para dar respuesta a las diferentes realidades dentro de un sector tan amplio como la moda (como Re-Viste, que aúna a los gigantes de la moda, o el futuro scrap de Modacc para las pymes catalanas), en el resto del mundo, los países también han adaptado sus sistemas de recogida a las características del sector en su territorio. Del primer scrap en todo el mundo, el francés, al potencial reciclador del sistema en Ghana, hasta diez países han establecido, o están estudiando hacerlo, su propio scrap.
Francia se convirtió en 2007 en el primer país en implementar la responsabilidad ampliada del productor en la moda. El esquema planteado en el país afecta a las prendas de vestir, el calzado y la ropa del hogar, que son gestionadas por una única entidad, Refashion. Desde el 1 de enero de 2007, por lo tanto, todas las empresas de moda de Francia deben estar asociadas a la entidad, a la que aportan una tasa anual en base a la cantidad de esos artículos que pusieron en el mercado durante el ejercicio anterior.
“El objetivo inicial de la RAP francesa era apoyar económicamente la recogida y clasificación de residuos textiles desechados”, explica Léonard Brudieu, exdirector adjunto de Economía Circularen el Ministerio de Transición Ecológica de Francia. Con el paso del tiempo, y la evolución de las legislaciones europeas, el sistema ha evolucionado a uno que, además, garantice que los productos se utilicen durante más tiempo y no acaben por ser considerados como un residuo.
Francia introdujo por primera vez la obligatoriedad de recoger y clasificar los desechos textiles en 2007
Para ello, Francia se ha marcado el objetivo de que en 2027 se alcance una tasa de reutilización del 15% en un radio de 1.500 kilómetros desde cada punto de recogida de desechos textiles. En base a este objetivo, Refashion gestiona ahora otro tipo de iniciativas más allá de la recogida y reciclaje de moda, como es el Bono de Reparación.
La iniciativa entró en vigor en octubre de 2023 y permite que los consumidores se beneficien de descuentos de entre 6 euros y 25 euros para reparar sus prendas de ropa y calzado. La partida presupuestaria, que consta de 150 millones de euros hasta 2028, proviene del Fondo de Reparación de Refashion, por lo que está financiado por las mismas empresas de moda.
Países Bajos es otro de los países de la Unión Europea que ha adoptado ya de manera obligatoria la responsabilidad ampliada del productor. La normativa entró en vigor el 1 de julio de 2023 y establece objetivos de recogida y reciclaje de productos textiles a partir de 2025, aunque los productores no deberán informar de estos objetivos hasta el ejercicio siguiente, en 2026. Los productos afectados por la ley holandesa son tanto prendas de vestir como otros textiles como uniformes y textiles del hogar, a la vez que no se aplica ni al calzado o ciertos accesorios como los bolsos.
Francia, Países Bajos y Hungría son los tres países de la UE donde la RAP ya es una obligatoriedad para las empresas de moda
De manera similar a Francia, por el momento existe un único scrap en Países Bajos, Stichting UPV Textiel, fundado por la patronal de moda del país Modint junto a INretail, la mayor asociación del sector minorista no alimentario en Países Bajos. La entidad se formalizó oficialmente el 11 de agosto, con una lista que alcanza casi un millar de participantes.
Al otro lado del océano Atlántico, en Estados Unidos, California se ha convertido en el primer territorio del país en contar con una RAP. El estado, con una población de casi cuarenta millones de habitantes, aprobó oficialmente el bautizado como Textile Recovery Act, una normativa que obligará a todos los productores y empresas de moda que operen en California a pagar una tasa por prenda que pongan en el mercado.
En Estados Unidos, las empresas se agruparán en organizaciones de responsabilidad del productor (PRO), el nombre con el que se ha bautizado a los scraps en el país. Aunque la moda todavía no ha creado ninguna entidad, el gobierno de California ya ha designado a CalRecycle, la agencia de reciclaje del estado, como el responsable de organizar y controlar los procesos de gestión de residuos.
California es el primer territorio de Estados Unidos en aprobar formalmente la responsabilidad ampliada del productor
La entidad deberá aprobar todos los scraps antes del 1 de marzo de 2026, para que estos puedan adoptar las regulaciones y organizar sistemas de recogida antes del 1 de julio de 2028. Paralelamente, además, los scraps deberán presentar un plan de recolección, reparación de prendas y reciclaje estructurado a principios de julio de 2030. El texto también contempla una serie de “apoyos estatales” para fortalecer el sistema de reparaciones y reutilización de prendas a través de unas tasas ecomoduladas, que variarán si las entidades priorizan estos procesos por encima del reciclaje cuando sea posible.
La RAP en los países importadores
Mientras estos países han exportado hasta el momento la mayoría de los desechos textiles que generan hay otros, como Chile y Ghana, que han actuados como destinos principales de estos residuos.
En 2022, Ghana importó 111.329 toneladas de desechos textiles, según los datos recogidos por la fundación Ellen MacArthur. En el país está ubicado el mercado de Kantamanto, uno de los mercados de segunda mano más grandes del mundo, donde va a parar hasta el 63% de la ropa importada por el país.
Chile importó hasta 126.000 toneladas de residuo textil en 2022
Ghana todavía no cuenta con un sistema de responsabilidad ampliada del productor en la moda, aunque el gobierno del país, con la ayuda del Banco Mundial, está desarrollando una primera normativa que afectará al sector del plástico y, posteriormente, se extenderá a otras categorías, como los textiles.
“Ghana es un importador neto de textiles usados y los flujos del comercio internacional afecta directamente al volumen de desechos que recibe el país -explica Oliver Boachie, consejero senior del Ministerio de Medioambiente en Ghana-; por lo que es necesario desarrollar sistemas de responsabilidad ampliada con una dimensión global”.
Sucede algo parecido en Chile, donde en 2022 acabaron hasta 126.000 toneladas de textiles. Los principales países de origen de los desechos textiles que acaban en el país son Estados Unidos (un 44% del total), China (con un 10%) y Pakistán (8%). A pesar de que no hay datos oficiales sobre la gestión de todo este residuo, la fundación Ellen MacArthur estima que hasta un 73% de los textiles se quedan en el país, de los cuales, apenas un 2% es reciclado.
“Chile no tiene la estructura necesaria para el desecho o incineración controlada de los residuos textiles, lo que genera que un gran volumen de la ropa usada que importa el país acabe en vertederos en el desierto”, alerta la entidad. En el país está ubicado, de hecho, uno de los puntos naturales del planeta con mayor residuo textil abandonado, el desierto de Atacama.
La patronal de moda australiana puso en marcha un scrap voluntario en el país en 2023
El gobierno de Chile está desarrollando una normativa de responsabilidad ampliada del productor, en base a la ley ya aprobada en 2016 y que ya afecta a otros sectores. Los planes del país pasan por empezar el proceso específico de regulación de textiles en 2025, con el objetivo de haberse marcado unos objetivos antes de 2029.
En Australia, el Australian Fashion Council diseñó de la mano del gobierno del país una serie de medidas para impulsar la circularidad en la moda, que incluye el pago de cuatro céntimos por cada artículo de ropa que las empresas ponen en el mercado, entre otras. Bajo el nombre de Seamless, la entidad que se ha creado para agrupar a las empresas de moda del país cifra en 200.000 toneladas la cantidad de residuo textil que acaba en vertederos del país. La afiliación a la entidad, sin embargo, es completamente voluntaria y las empresas todavía no están obligadas a pagar por ley.