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Pablo López: “Las empresas están obligadas a incorporar gestión del riesgo al puente de mando”

El director general del Foro de Marcas Renombradas Españolas (Fmre) reflexiona sobre la globalización en a escala mundial y cómo la incertidumbre actualmente es casi business as usual y está derivando en una “regionalización”.

Pablo López: “Las empresas están obligadas a incorporar gestión del riesgo al puente de mando”
Pablo López: “Las empresas están obligadas a incorporar gestión del riesgo al puente de mando”

Pilar Riaño

4 oct 2024 - 05:00

Dice Pablo López que en el Foro de Marcas Rembradas Españolas (Fmre) hay empresas centenarias para las que la incertidumbre actual es casi business as usual. Por ello, el director general de la entidad dedicada a impulsar la internacionalización de las empresas españolas relativiza el caos del momento actual, aunque reivindica que hoy en día “las empresas están obligadas a incorporar la gestión del riesgo al puente de mando”. López, que participó en el encuentro titulado Gestionar el caos en un mundo global, organizado por Modaes de la mano de Metyis. Asegura que, “las incertidumbres y riesgos de la situación económica y política global servirán de fundamento para un mayor intervencionismo público”.

 

 

Pregunta: Vivimos en un mundo de incertidumbre. ¿El mundo es más incierto que nunca o siempre ha sido así?

 

Respuesta: Vivimos en un momento complejo y complicado, protagonizado fundamentalmente por una disrupción tecnológica vertiginosa, el reto climático y un contexto geopolítico especialmente tenso. Dicho esto, si lo analizamos en términos históricos y salvo periodos muy concretos, quizás lo anormal es lo contrario, lo extraordinario es la certidumbre. Es cierto que en los últimos años se han sucedido acontecimientos que no podíamos esperar, pero en realidad a lo largo de la historia ha sido así. En el Foro de Marcas Renombradas tenemos empresas centenarias y ellas mismas nos dicen que a lo largo de su historia han pasado momentos incluso más complicados que el actual, desde crisis económicas hasta guerras mundiales.

 

 

P.: ¿Cómo definiría el mundo actual?

 

R.: Un mundo de transformación acelerada, en todos los niveles. Y un mundo incierto, por supuesto, en el que necesariamente hay que trabajar con distintos escenarios, ser capaz de anticipar situaciones y sobre todo de adaptarse con agilidad a los cambios.

 

 

P.: La moda es un sector global. ¿Cómo afecta esta situación de incertidumbre al comercio internacional?

 

R.: El Fondo Monetario Internacional publicó recientemente una nota en la que analiza las cinco eras que ha vivido el comercio internacional desde 1870 hasta la fecha. Shekhar Aiyar y Anna Ilyina son las autoras de la nota en la que se divide la globalización en cinco eras: de 1870 a 1914, etapa protagonizada por la Revolución Industrial; de 1914 a 1945, con guerras y proteccionismo; de 1945 a 1980, marcados por los acuerdos de Bretton Woods; de 1980 a 2008, un periodo con gran liberalización, también llamado hiperglobalización, y de 2008 hasta hoy, con lo que las autoras denominan slowbalization.

 

 

 

 

P.: ¿Cree que realmente se puede frenar el comercio internacional?

 

R.: Aunque algunos expertos han llegado a hablar de desglobalización, en realidad lo que se viene produciendo es una ralentización de la globalización que se ha producido tras la crisis financiera mundial y se ha caracterizado tanto por una desaceleración continuada en el ritmo de reformas y apertura comercial como por el debilitamiento del apoyo político (y social) al libre comercio, en medio de importantes tensiones geopolíticas. Las disputas tecnológicas y comerciales entre Estados Unidos y China, la ruptura o la falta de avance en varios tratados de libre comercio que se estaban negociando, la pandemia del Covid-19, la propia guerra de Ucrania o ahora la situación en Oriente Próximo están frenando la globalización. Hasta la fecha, más que una reducción de la apertura comercial global se ha visto un estancamiento y, sobre todo, una mayor regionalización. La globalización está dejando de ser global, para ser de regiones.

 

 

P.: ¿Cómo impacta esta globalización menos global en la cadena de suministro?

 

R.: Amanece un nuevo mundo de menos certezas, luego de mayores incertidumbres y, en consecuencia, de nuevos y mayores riesgos. Posiblemente, la manifestación más clara de la vertiente económica de esta nueva globalización sea el proceso de reconfiguración de las cadenas globales de suministro al que estamos asistiendo, donde términos de nuevo cuño como reshoringfriendshoring o nearshoring son ya moneda corriente en los procesos empresariales de toma de decisiones. En este contexto es importante la diversificación y ser capaces de asegurar el suministro.

 

 

P.: Estamos en un mundo con más riesgos, ¿no?

 

R.: El concepto de seguridad económica ha cobrado, tanto para el sector privado empresarial como para los poderes públicos, una especial relevancia en estos últimos tiempos. Se trata, a nivel micro, de asegurar suministros, y a nivel macro de crecientes tendencias proteccionistas y de reformulación de las políticas económicas y sobre todo industriales, con mucho mayor intervencionismo. La resiliencia, la necesidad de evitar dependencias y asegurar los suministros, de protegerse contra los riesgos que pudieran afectar la regularidad de éstos (y de los flujos económicos, en general), se ha convertido en un criterio clave en la estrategia geográfica de los flujos internacionales de bienes y servicios de las empresas. Ambas instancias han asumido que ahora deben prestar atención a la seguridad, a la necesidad de garantizar, ante posibles riesgos geopolíticos, un control de actividades vitales en la economía. Se han establecido, por citar un ejemplo destacado, mecanismos de control de las inversiones extranjeras en actividades económicas estratégicas.

 

 

R.: El proteccionismo ha ganado protagonismo. ¿cómo afecta a la actividad comercial?

 

P.: El surgimiento de políticas proteccionistas y la reiteradamente mencionada reestructuración de las cadenas globales de suministro desembocará en que esta nueva etapa de globalización se materialice en la reafirmación de bloques comerciales, que, a su vez, contribuirán a definir el nuevo esquema de liderazgo mundial. Las cadenas globales de suministro serán redefinidas, dando lugar a cadenas regionales o, si el tamaño del mercado interior lo justifica, cadenas nacionales de suministro. Esta redefinición de las cadenas globales de suministro puede dar lugar a un cuestionamiento de una política empresarial esencial y, en gran medida, razón de la aparición de dichas cadenas globales como es el paso del just in time al just in case. Esto dará lugar a mayores niveles de inmovilizado en las empresas, por la necesidad de mantener stocks de seguridad de insumos, y así a mayores costes financieros. Las incertidumbres y riesgos de la situación económica y política global servirán de fundamento para un mayor intervencionismo público que se materializa en un concepto relativamente novedoso como es el de seguridad económica, que, a su vez, se fundamenta en un mayor proteccionismo comercial y una nueva política industrial.

 

 

 

 

P.: Las empresas deberán gestionarse de un modo diferente…

 

R.: Las empresas seguirán considerando el criterio de eficiencia. Pero deben buscar su compatibilización con otros criterios importantes como son los de resiliencia, seguridad o ética. En consecuencia, la economía global se enfrenta a un proceso de adaptación que supondrá costes: los beneficios de la globalización previsiblemente se resentirán. En este contexto de incertidumbre, las empresas están obligadas a gestionar riesgos diversos, y a incorporar esa gestión en el puente de mando.

 

 

P.: ¿Cuáles diría que son los mayores riesgos?

 

R.: Podemos hablar de riesgos, pero también de retos. Riesgos políticos, como el proteccionismo o los cambios regulatorios; riesgos comerciales, como los tipos de cambio o los impagos; riesgos de seguridad (como la ciberseguridad) y suministro (incluida la energía); riesgos climáticos, conflictos bélicos o semibélicos, el impacto de la tecnología, la demografía, la desigualdad… la lista es larga.

 

 

P.: El expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, acaba de publicar su informe sobre competitividad de la Unión Europea. ¿Cuáles de estos riesgos afectan a la competitividad?

 

R.: El informe Draghi es mucho más que una llamada de atención, es una llamada casi desesperada a la acciónTenemos sin duda un reto enorme en materia de competitividad, a distintos niveles. Cuando hablas con las empresas te destacan lo que ellas denominan el “tsunami regulatorio” (fundamentalmente en términos de sostenibilidad, pero no sólo), pero también otros factores como los costes laborales, de materias primas, energéticos… En el caso de España hay también un reto competitivo relacionado con el tamaño medio de las empresas. En nuestro país, el tamaño de las empresas es un 15% inferior a la media europea. Pero también hay otros retos que interpelan directamente a las empresas, como la capacidad de atraer y fidelizar el talento adecuado o la inversión en intangibles, y particularmente en innovación. Existe una correlación directa entre inversión en intangibles, crecimiento y productividad.  En su informe, Mario Draghi señala que las necesidades de inversión son enormes. Según las últimas estimaciones, el porcentaje de inversión tendrá que aumentar en unos cinco puntos porcentuales del Producto Interior Bruto (PIB). El primer paso es cerrar la brecha de innovación con Estados Unidos. El segundo ámbito de actuación es combinar la descarbonización con la competitividad y el tercero es el aumento de la seguridad y la reducción de las dependencias.

 

 

P.: ¿Cómo debe una empresa afrontar el futuro?

 

R.: Un primer paso sería preguntarse si los factores de competitividad que te han permitido llegar hasta aquí van a seguir siendo relevantes en los próximos diez o quince años. Las empresas deberán desarrollar tres capacidades: anticipación, adaptación y ejecución. También deberán gestionar las polaridades entre aspectos como productividad e innovación, corto y largo plazo, personas y tecnología… Las personas y el talento serán claves, y las empresas deberían buscar nuevos perfiles que encajen en nuevos modelos de gestión del talento (por proyectos). Veremos, cada vez más, el desarrollo de ecosistemas de colaboración, y será clave el liderazgo y la visión de los empresarios con ambición para crecer y perdurar con visión de largo plazo. Al fin y al cabo, se trata de anticipar hacia dónde va el mundo y nuestra industria y hacia dónde debemos llevar nuestras capacidades.