¿Qué les pasa a las ciudades? El bucle de perdición de las urbes (y el retail) de EEUU
Las grandes ciudades americanas, objeto de deseo de las principales marcas de moda de todo el mundo, se enfrentan, desde la pandemia, a un auge de la delincuencia y a la pérdida de población: es el peligroso urban doom loop.
18 oct 2024 - 05:00
La pandemia cambió a las ciudades. De la noche a la mañana, las calles se tornaron desérticas, los comercios bajaron las persianas, las personas se encerraron y, las que pudieron, se marcharon. En Estados Unidos, el país del mundo con un mayor número de urbes entre las más relevantes del mundo, la crisis del Covid-19 amenazó con terminar con el movimiento de regreso a la ciudad que comenzó a finales de los noventa, convirtiéndolas en el centro de la vida social y la actividad económica. ¿Ha terminado el bucle de perdición en el que las ciudades, el terreno de juego de la moda, entraron tras el Covid-19?
En Estados Unidos, como en el grueso de países desarrollados, la pandemia provocó un desplazamiento de la vida a entornos menos urbanos, huyendo del riesgo de infección de las grandes aglomeraciones y como consecuencia del auge del teletrabajo. Esta tendencia, según un reciente informe publicado por la consultora inmobiliaria Cushman&Wakefield, transformó los espacios urbanos transitables, denominados WalkUps.
WalkUp es una abreviatura de Walkable Urban Development, que define una zona urbana transitable de importancia regional. Es decir, donde se concentran el grueso de los empleos del área y se ubican las organizaciones que más contribuyen a la generación de riqueza para el lugar, la ciudad o el área metropolitana. Estas áreas, frecuentes en Estados Unidos y no tanto en países como España, requieren de transporte para llegar a ellas pero, una vez ahí, todo está a distancia caminable.
Entre 2020 y 2021, según la consultora, los WalkUps de las principales ciudades americanas entraron en un “bucle de perdición” de reducción del tráfico peatonal, de la ocupación de locales y oficinas, de las valoraciones y de los ingresos por tasas municipales, que llevó a una disminución de la seguridad pública, de la vitalidad de las calles y del aumento del crimen y la pobreza. De repente, las superestrellas de las ciudades americanas (Nueva York, Los Ángeles o Boston) enfrentaron lo que los expertos denominaron un “urban doom loop”, o bucle de perdición urbana.
Todo hizo pensar que, al menos en Estados Unidos, había llegado el fin de las megaciudades. Cushman&Wakefield advierte, sin embargo, que el bucle de perdición había comenzado antes de la pandemia, pues las ciudades americanas comenzaron a reducir su población en 1950: analizando quince ciudades, el 39% de la población metropolitana vivía en ellas en 1950, mientras a finales del siglo XX este porcentaje había caído al 18%. Las quince ciudades analizadas son Boston, Nueva York, Philadelphia, Washington, Raleigh, Atlanta, Miami, Austin, Dallas, Chicago, Denver, Phoenix, Los Ángeles, San Francisco y Seattle.
Las ciudades tendrían que haber duplicado el crecimiento de su población entre 1950 y 1999 para mantener su densidad y luchar contra el auge de los suburbios, “un invento americano del siglo XX” con el que los estadounidenses dejaron las grandes ciudades para moverse, en coche, a un pedazo de tierra en la que tener una bonita casa, ir a un centro comercial y perseguir el sueño americano.
Pero, de manera inesperada, a finales de los noventa y principios del siglo XXI se produjo un renacer de las ciudades, desplazando los suburbios a un segundo plano en favor del urbanismo transitable (walkable urbanism). Entre 2000 y 2020, el porcentaje de habitantes de las quince ciudades analizadas corrigió cincuenta años de población y se produjo lo que se denominó el regreso de las ciudades.
La pandemia y el confinamiento interrumpieron el regreso de las personas a las ciudades: en las quince urbes analizadas, la población retrocedió un 1,9% entre finales de 2019 y finales de 2020. La tendencia a la baja se ha corregido ya y se ha anotado un pequeño rebote entre 2021 y finales de 2023, frente a un retroceso en los suburbios.
Entonces, ¿se han alejado ya las superciudades, el tablero de juego de la moda en Estados Unidos, del bucle de perdición en que las introdujo la pospandemia? Como ya sucedió con Nueva York tras los atentados del 11S con una firme apuesta por el urbanismo transitable o Detroit para salir de la espiral con la que llegó a declararse en bancarrota en 2013, las superciudades americanas comienzan a recuperarse, pero siguen en riesgo.
En el estudio Reimagining Cities: Disrupting the Urban Doom Loop, Cushman&Wakefiel detalla cuatro herramientas que deberían implementar las ciudades americanas para alejarse de la espiral. La primera, reducir el porcentaje de activos inmobiliarios dedicados al trabajo, especialmente en el centro de las ciudades. La segunda, aumentar el porcentaje de espacio dedicado a vivienda, especialmente en el centro, y la tercera impulsar la proporción de viviendas en venta. Y, la cuarta, reforzar el componente de juego, es decir, el espacio dedicado al ocio.
“Algunas de nuestras grandes ciudades y centros urbanos corren el riesgo de entrar en un bucle de perdición urbano, un ciclo muy difícil de romper”, señala Kevin Thorpe, economista jefe de Cushman & Wakefield. “En resumidas cuentas, una parte de los inmuebles de la mayoría de las ciudades tenía sentido para la economía de hace veinte años, antes del trabajo híbrido, pero ya no lo tiene para la economía actual; nuestros centros urbanos se están transformando con la economía del conocimiento, pero también con la economía de la experiencia, y las ciudades están cada vez más relacionadas con la experiencia y el consumo, y no sólo con la producción del sector del conocimiento”, agrega.