Opinión

Fashion, Data and Robots

Javier Fernández Poyo

23 ene 2023

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Hace no mucho tiempo, incluir la palabra robot en el título de un artículo significaba adentrarse en territorios inhóspitos y explorar la ciencia ficción. Parecía algo más cercano a un relato de Isaac Asimov que a la realidad de nuestros días.

 

Hoy, los textos de Asimov se recogen e inspiran los primeros mandamientos sobre robótica e inteligencia artificial que redacta la Comisión Europea, así que podríamos decir que ya nos suena muy actual y, también, que la mayoría somos capaces de discernir entre lo que es un robot y lo que es un robot humanoide. Este último es el que suele despertar contrariedades y nos lleva a la famosa hipótesis del “valle inquietante”, en la que se exploran los grados de incomodidad del ser humano al observar una réplica antropomórfica o virtual que, cuando se parece en exceso a un ser humano real, es capaz de provocar un fuerte rechazo y aversión.

 

Probablemente, alguno se haya percatado también de que el título del artículo recuerda a esa fantástica serie de cortos de animación llamada Love, Death and Robots, que relatan historias que van desde la ciencia ficción, pasando por la fantasía y el horror, hasta incluso la comedia. ¿Y el por qué de esto? Precisamente por la gran cantidad de fantasía, horror e, incluso, comedia, muchas veces vertidos sobre todo lo que tenga que ver con la inteligencia artificial, aplicada al negocio de la moda en nuestro caso.

 

Es bien cierto que la industria de la moda lleva unos años generando una especie de “no se sabe muy bien qué” clase de ola tecnológica que parece siempre a punto de romper en nuestros diques corporativos y que va dejando un rastro de espuma de mejoras alrededor de la digitalización, pero que aún todos aguardan como un tsunami a punto de irrumpir en el mercado de una forma u otra.

 

 

 

 

La pregunta es si los últimos años nos hemos preparado lo suficiente para lo que viene. ¿Lo hemos hecho tomando conciencia de la realidad cambiante de nuestro entorno? ¿Hemos trabajado ese cambio de mentalidad y fomentado culturas más apropiadas en las organizaciones para que el cambio permee mejor y más rápido? Digamos que lo hemos hecho y, también, que todo será menos dramático que una ola rompiendo de forma violenta en cada una de nuestras salas de reuniones o comités de dirección, llevándose todo lo que encuentra a su paso.

 

Suponiendo que puedo equivocarme, no creo que esto se vaya a dar en forma de ola devastadora, sino que creo -y estoy convencido- de que todo esto ya está sucediendo y de que, quizás, muchas veces no somos conscientes de ello por ciertas razones.

 

Pero entonces, ¿qué es lo que pasa a nuestro alrededor y no somos capaces de ver en ciertas ocasiones? ¿Cuáles son las razones que no nos llevan a ver o a entender en nuestra organización el fenómeno del que hablamos? Y, aún más, ¿cómo puedo sacar partido y generar un impacto en mi organización sobre algo que ni veo ni entiendo?

 

 

 

 

Las respuestas a esto son muchas y variadas según cada una de las condiciones materiales que se den en cada caso, pero es muy común el hecho de que en la industria de la moda, como en otras, hay quienes aún no han tomado en consideración una estrategia de observación, exploración, análisis e implementación de inteligencia artificial. Aunque hay quien hace pequeños esfuerzos con soluciones de mercado paquetizadas para resolver puntos concretos de su organización, quizás no ha dado sentido aún al camino o al roadmap que se podría trazar entre todas ellas. Y es que es seguro que los puntos están ahí, pero hace falta unirlos y conectarlos para resolver constelaciones que nos indiquen el camino.

 

Esta es la clave del acertijo: las conexiones que den sentido a mi estrategia. ¿Y cuáles son las bases de estas conexiones? Diríamos que, principalmente, son dos: el talento y -el hilo conductor de todo esto- la innovación. El talento aporta las ideas, tiene mecanismos para poder ejecutarlas y el convencimiento real de tener un precursor y un percutor que procure que todo esto pase, a través de un área concreta de la organización y con capacidad de acción suficiente como suele ser el Área de Innovación.

 

Hoy tenemos ya muchos ejemplos de cómo la industria de la moda está diseñando y punteando el futuro de estas constelaciones o estrategias de inteligencia artificial. Por ejemplo, desde una solución de autotagging puedo llegar a generar un soporte a la web en las búsquedas por imagen, pero a su vez y más relevante, doy respuesta a uno de los retos más acuciantes del mercado: el de cómo ayudar a crear nuevos productos o el de conseguir poderosos insights para que estos sean mejores y más adaptados a nuestros consumidores y que esto se traduzca en resultados positivos.

 

Equipos como los de diseño y producto han procurado estar siempre atentos a las últimas tendencias a través de diferentes agencias y plataformas. Eso no es algo que hayamos de abandonar, pero sí es algo que podemos enfocar a través de una IA y que con el small data que ya poseemos, el histórico de ventas y el análisis de los tags o atributos de mis prendas, me permita obtener respuestas en forma de combinación de tags o atributos para posibles nuevos diseños, una especie de asistente al diseño, una forma de apoyar, aumentar y enfocar la creatividad de nuestros diseñadores. Por no hablar de la biblioteca documental, estandarizada y automatizada que obtendremos con ello, para que los diseñadores dejen de pelearse con la documentación y se centren en crear.

 

 

 

 

Otro ejemplo sería el de cómo las herramientas de recomendación de tallas, usando modelos de machine learning, más allá de recomendar una talla y así ayudar a generar un beneficio sobre el área comercial y logística, nos dan también una serie de data que podemos utilizar a la hora de producir nuestras prendas y atinar mucho más en qué, cómo, cuándo y dónde. Todo ello dispuesto, como en el ejemplo anterior, hacia una personalización real para los consumidores. Ahora sí, la hipersegmentación viene en forma de IA.

 

No puedo dejar de nombrar, debido a la alta irrupción que ha supuesto últimamente, los avances de OpenAI a través de su solución ChatGPT3, desde donde estoy seguro que la industria podrá sacar provecho a través de múltiples vectores.

 

En definitiva, y como decía, se trata de crear toda una serie de constelaciones y a partir de ellas, formar galaxias, que cimientan y generan casi de forma orgánica nuestra estrategia de IA: Explorando, Experimentando, Implementando, Escalando y, por último, Transformando la organización.

 

Por último, y sin ánimo de generar temores, ya sabemos todos que la historia tiende a repetirse. Es difícil que una de estas olas nos arrastre al fondo marino definitivamente si somos capaces de dominarla y surfearla, pero está claro que vivir permanentemente en una marejada incontrolable en donde apenas tenemos tiempo de salir a superficie para tomar algo de aire y sin salvavidas, nos llevará irremediablemente a la deriva o al abismo marino.

 

Así pues, solo me cabe recomendar que tomen sus cartabones, preparen su compás y se hagan con un buen telescopio, pues estrellas, constelaciones y galaxias están ahí esperando a ser descubiertas; pero como lo de arriba tiene su eco en lo de abajo, vigilen también sus embarcaciones y las horas de las mareas más propicias para iniciar su viaje hacia la IA, pues como dicen en la mar: “a piloto diestro, no hay mar siniestro”.

Javier Fernández Poyo

Javier Fernández Poyo

Javier Fernández Poyo cuenta con una dilatada experiencia en el sector del retail de más de 15 años, habiéndose especializado en la gestión de la innovación y la tecnología. Fernández Poyo es licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid, con un máster por Esade en Operaciones e Innovación. El directivo ha ocupado diferentes posiciones relevantes en Decathlon España y Alemania, en las áreas más operativas, donde comienzó a enfocar su trabajo hacia la innovación. En 2018 fue nombrado responsable de todo lo relacionado con innovación y tecnología en la compañía de moda Desigual, construyendo el área desde cero con un enfoque muy abierto y siendo el principal precursor de la aceleradora de startups, Awesome Lab. Actualmente realiza su labor como experto independiente de innovación y advisor de diferentes startups y corporaciones, así como dando clases y haciendo de speaker sobre la gobernanza de la innovación.