Opinión

Emisiones, agua y cambio climático: la huella ambiental de la moda

Emisiones, agua y cambio climático: la huella ambiental de la moda

Modaes

15 ene 2024

Del algodón a las luces de la tienda, pasando por el transporte o los acabados, la moda deja en cada fase de su cadena una huella ambiental. El sector ha empezado ya una transformación para reducirla, presionado por la legislación. La gran pregunta es si bastará con cambiar la forma de producir y vender la ropa o será necesaria una transformación a gran escala de todo el sistema de consumo sobre el que la moda ha construido su tamaño actual.

 

La fabricación y el consumo de moda continúan aumentando, y con ellos también lo hace su impacto en el medioambiente. Según datos de Naciones Unidas, la moda es responsable de entre el 2% y el 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. Además, la industria textil consume alrededor de 215 billones de litros de agua por año y los textiles representan aproximadamente el 9% de la contaminación por microplásticos en los océanos.

 

Cada año se desechan alrededor de 5,8 millones de toneladas de productos textiles en la Unión Europea, aproximadamente 11 kilos por persona. En la actualidad, se extraen grandes cantidades de recursos no renovables para producir ropa que a menudo se utiliza por un corto período de tiempo, después del cual el 99% de los materiales se envían a vertederos, se incineran, se reciclan a una calidad inferior o se filtran al medioambiente en forma de microfibras.

 

 

Impacto

¿Cuál es el impacto de todas estas cifras? Cambios en el suelo, sobreexplotación, contaminación y cambios climático son cuatro grandes consecuencias. Según Ellen MacArthur Foundation, a la velocidad actual, para 2030 se proyecta que la industria de la moda utilice un 35% más de tierra para el cultivo de algodón, bosques para fibras celulósicas y pastizales para ganado.

 

Por otro lado, más del 4% de la extracción mundial de agua dulce está relacionada con la industria textil, y se espera que el consumo se duplique para el 2030. El cultivo de algodón convencional, que es el proceso de producción de fibra más intensivo en agua, a menudo se encuentra en regiones que ya sufren de estrés hídrico.

 

A pesar de representar aproximadamente el 3% de la tierra arable total, la producción de algodón se estima que utiliza hasta un 16% de todos los insecticidas, un 6% de todos los pesticidas y un 4% de todos los fertilizantes sintéticos a nivel mundial, lo que puede degradar la salud del suelo, contaminar los cursos de agua y poner en peligro la biodiversidad. Se estima, además, que un 35% de los microplásticos en el océano provienen de la liberación de microfibras sintéticas.

 

Se calcula que la industria de la moda contribuyó con el 4% de las emisiones globales en 2018, aproximadamente la misma cantidad que Francia, Alemania y el Reino Unido juntos. A la velocidad actual, las emisiones del sector casi duplicarían el máximo requerido para mantenerse en la senda de 1,5º.

 

 

Acciones y situación

¿Qué está haciendo la moda? El conjunto del sector, de forma individual y colectiva, está tomando medidas, como aumentar la eficiencia energética y el uso de fuentes renovables para sustituir el uso de carbón y reducir las emisiones; establecer modelos de abastecimiento menos extractivos y circulares, incrementando el uso de materias recicladas y adoptando soluciones regenerativas para disminuir el impacto en la tierra y proteger la biodiversidad; establecer estándares que aseguren el bienestar animal y eviten la deforestación o mejorar la gestión del agua y eliminar sustancias químicas peligrosas perjudiciales para el agua, la tierra y las personas.

 

Sin embargo, a pesar de los objetivos establecidos y los esfuerzos realizados por el sector, la Organización de Naciones Unidas (ONU) advierte sobre la urgencia de que la industria de la moda intensifique sus acciones en materia de cambio climático.

 

El pasado 13 de febrero, el secretario ejecutivo de Cambio Climático de la ONU, Simon Stiell, dijo que la industria de la moda debe avanzar “más y más rápido” para reducir las emisiones y demostrar que el sector está comprometido con un cambio sistémico en lugar de sólo cambios superficiales. Stiell denunció asimismo que las emisiones del sector de la moda siguen siendo “escandalosamente altas”.

 

El sector no sólo es cuestionado por las principales instituciones, sino que tampoco ha logrado conseguir representación e influencia en ellas. Por ejemplo: la industria de la moda ha ido incrementando gradualmente su presencia en la COP, pero históricamente no ha recibido el mismo nivel de atención que otros sectores.

 

Todo ello en un momento de máxima tensión por la Estrategia para un Sector Textil Sostenible y Circular de Unión Europea, que tiene por objeto crear un marco y una visión para la transición del sector textil y que pone en duda, en gran medida, los modelos de negocio actuales.

 

Según la UE, para 2030, todos los productos textiles comercializados en la UE deberán ser duraderos y reciclables, fabricados en gran medida con fibras recicladas, libres de sustancias peligrosas y producidos con respeto de los derechos sociales y del medioambiente. A juicio del organismo, los consumidores se beneficiarán durante más tiempo de unos productos textiles asequibles y de alta calidad, la moda rápida deberá dejar de estar de moda y existirá una amplia disponibilidad de servicios de reutilización y reparación rentables desde el punto de vista económico.

 

Por otro lado, en un sector textil competitivo, resiliente e innovador, los productores se responsabilizarán de sus productos a lo largo de la cadena de valor, incluso cuando se convierten en residuos. Además, el ecosistema textil circular deberá prosperar, impulsado por capacidades suficientes para el reciclaje innovador de fibra a fibra, mientras que la eliminación de productos textiles mediante incineración o en vertederos se reducirá al mínimo.

 

Siguiendo la tendencia iniciada por la UE, Estados Unidos y otras potencias mundiales están dando importantes pasos en términos de regulaciones medioambientales.

 

 

Y ahora, ¿qué?

La inversión en innovación y la colaboración destacan como elementos cruciales para las empresas que buscan avanzar en sus objetivos de sostenibilidad medioambiental y prepararse para cumplir con las nuevas demandas legislativas.

 

Algunos ejemplos de ellos son la firma de un acuerdo de más de 70 millones de euros por parte de Inditex para comprar durante tres años Cycora, un poliéster reciclado procedente de textiles, o la inversión de Bestseller de cien millones de dólares en energías renovables.

 

No sólo las grandes se mueven, también empresas de menor tamaño. Munich, por ejemplo, ha recibido una subvención de los fondos NextGenerationEU para investigar qué materiales secundarios de la industria del deporte pueden ser recuperados para la industria del calzado

 

Adaptar los modelos de negocio hacia prácticas más respetuosas con el medioambiente se presenta como una necesidad imperante para alcanzar los objetivos establecidos, particularmente relevante para sectores como la moda, sometidos a un escrutinio constante y a una creciente presión legislativa.

 

En este escenario, aumentan la inversión en la implementación y escalabilidad de soluciones, abarcando desde nuevos modelos de negocios y sistemas circulares, como la agricultura regenerativa y el reciclaje textil, hasta la adopción de materiales de nueva generación. No obstante, la escalabilidad sigue siendo un desafío, como evidencia el rescate de Renewcell, líder en la producción de pulpa de viscosa reciclada. Cobra también relevancia el empleo de herramientas cada vez más sofisticadas para recopilar datos detallados sobre los impactos medioambientales a lo largo de toda la cadena de valor.

 

La combinación de conocimientos y experiencia, tanto dentro del sector de la moda como entre sectores, continúa siendo la apuesta fuerte del sector para afrontar tanto los desafíos actuales como los futuros.

 

La industria de la moda está obligada a avanzar “más y más rápido”, como apuntan desde la ONU, y la Unión Europea está decidida a no dejar que ninguna marca quede fuera del nuevo escenario de la sostenibilidad, ya que las nuevas normativas de sostenibilidad, tarde o temprano, afectarán tanto a grandes como a pequeñas empresas. La cuenta atrás no sólo ha comenzado, sino que el sector se acerca a los plazos límite. En este escenario, surgen dudas como: ¿quiénes se erigirán como los verdaderos referentes de la sostenibilidad? ¿Cómo se definirá una marca sostenible en los próximos años? ¿Cómo de efectivas serán las políticas ESG en la reducción del impacto ambiental y en qué medida afectarán a la competitividad del sector? Dentro de quince años el sector será otro.

Modaes

Modaes

Si Modaes es información rigurosa e independiente, On the record es opinión. Modaes expresa a través de este blog su posicionamiento sobre los asuntos más candentes del negocio de la moda y plantea debates sobre las polémicas que se declaran en el sector.