Opinión

The best and the brightest

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Modaes

12 feb 2024

En julio de 2020, millones de trabajadores estadounidenses empezaron a dejar sus puestos de trabajo en un fenómeno que posteriormente se convirtió en mundial y que fue apodado como la Gran Renuncia. Durante los meses más duros de la pandemia se había extendido cierto desencanto con la promesa que ofrece la sociedad de mercado y la meritocracia ligada al trabajo. Por un momento fue habitual, particularmente en sectores como la alimentación o el comercio, que miles de trabajadores abandonaran su empleo sin haber accedido antes a otro.

 

En moda, la atracción y retención del talento no han sido ni mucho menos problemas nuevos de la época pospandemia, si no que vienen de mucho más atrás. La falta de atractivo del sector es, de hecho, un reto endémico y que afecta, además, a todos los eslabones de la cadena de valor de este negocio.

 

En la industria, la moda se percibe como un sector de sueldos bajos y malas condiciones laborales en el que, además, los oficios más cualificados adolecen de una falta de relevo generacional. Incluso los estudios de Ingeniería Textil, con altos grados de empleabilidad, se han reducido al mínimo durante los últimos años a causa de la falta de demanda. La Escuela de Ingeniería de Terrassa (Barcelona), adscrita a la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), se mantuvo en 2009-2010 con sólo tres estudiantes en su programa de ingeniería textil, pese a ser el único que se imparte en España. Hoy ronda los veinte estudiantes en los años buenos.

 

Las tiendas, gran motor del empleo en moda, también compiten con su propia falta de atractivo frente a otras salidas profesionales: horarios y jornadas juegan a la contra de un sector que, en España, se asocia a salarios bajos y temporalidad, ya sea porque muchos trabajos son temporales, asociados a campañas de rebajas, o bien porque sólo se contemplan para una época en la vida de los trabajadores, hasta que terminan sus estudios o hasta que encuentren algo mejor.

 

 

 

 

La moda mantiene por supuesto su magia, como muestra el gran número de másters y programas de formación ligados al diseño de moda, la comunicación o el management en el sector. Pese a ello, la moda continúa lejos de ser el sector más deseado de los graduados en carreras como economía, derecho o ingeniería industrial.

 

En el top management, el sector cuenta en España con una de las mejores canteras del mundo. Prueba de ello es la llegada a las cúpulas internacionales del sector de numerosos directivos curtidos en el competitivo negocio español de la moda. Sin embargo, la falta de atractivo del sector se hace patente ante la dificultad, por ejemplo, de atraer a profesionales de otras industrias.

 

Según datos de EY, el sector presenta un alto nivel de endogamia en sus cuadros directivos: el 83% sólo ha trabajado en el sector de la moda antes acceder a su puesto actual como consejero delegado o miembro del comité de dirección de una empresa de moda, mientras que el 66,7% ha trabajado sólo en una misma empresa.

 

 

 

 

 

En un momento en que la moda, como muchos otros sectores, requiere de una renovación de algunos perfiles profesionales por el auge del data science o la Inteligencia Artificial, el sector debe trabajar más que nunca en su atractivo para garantizar su futuro.

 

Y el punto de partida no es precisamente bueno: en 2023, Linkedin lanzó un ránking con las 25 mejores empresas para trabajar en España, elaborado a partir de siete criterios como la capacidad de avanzar, el desarrollo de aptitudes, la estabilidad de la empresa, las oportunidades externas, la afinidad con la empresa, la diversidad de género y la formación académica. La lista, encabezada por Amazon y con gran preeminencia de compañías de ingeniería e IT, cuenta con varios representantes del sector financiero, la industria farmacéutica, la salud o las telecomunicaciones. Pero ni una empresa de moda.

 

Tras la Gran Renuncia, entidades como el Foro Económico Mundial alertaron a finales de 2022 de otro fenómeno igual de desafiante para la economía global: la renuncia silenciosa, es decir, hacer lo mínimo posible para mantener el puesto de trabajo.

 

 

 

 

Lo que está claro es que la relación de las nuevas generaciones con el trabajo no es hoy igual que hace diez o veinte años, y afrontar este desafío será clave para que la moda española mantenga su liderazgo en las décadas venideras. Ofrecer teletrabajo a la carta, acercar las oficinas a los centros sociales de las ciudades o incluso reducir la jornada laboral (con empresas pioneras en ello como Desigual) se vislumbran hoy como las fórmulas más socorridas para mantener la marca empleador de las empresas, pero muy probablemente en el futuro jugarán muchos otros elementos.

 

Actualizar los propósitos de las empresas, avanzar en inclusividad y diversidad (valores al alza entre las nuevas generaciones) o poner la sostenibilidad de verdad en el centro serán otros de ellos. La moda es un sector con alta rotación y fidelizar a los empleados se antoja un factor clave para el futuro.

 

La puesta en marcha de la Asociación Retail Textil España (Arte) y la negociación de un convenio colectivo nacional para el comercio textil, con tablas salariales al alza (aunque hoy todavía en negociación), es un paso en esta dirección.

 

En The best and the brightests, el periodista David Halberstam se refería en 1972 al grupo de académicos e intelectuales que rodearon a John F. Kennedy durante su breve mandato en la Casa Blanca y que le asesoraron, a menudo en contra de la opinión de funcionarios de carrera del Departamento de Estado de Estados Unidos, sobre la política a tomar en Vietnam. Las consecuencias de la entrada de estos niños genio fueron como es sabido nefastas. Pese a ello la expresión, traducida al castellano como los mejores y los más brillantes, puede utilizarse hoy como una síntesis de lo que necesita el sector de la moda en España.

 

Sin renunciar ni renegar del legado de una generación única de empresarios visionarios que han construido un sector envidiado en todo el mundo, de Amancio Ortega a Isak Andic o Thomas Meyer, ni a un pool de directivos de primera división internacional, la moda española debe tener la atracción, retención y desarrollo del talento en el centro de sus preocupaciones. Sólo con los mejores (muchos de ellos hoy impulsando sus startups, por cierto), el sector español de la moda podrá continuar siendo líder mundial dentro de quince años.

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Si Modaes es información rigurosa e independiente, On the record es opinión. Modaes expresa a través de este blog su posicionamiento sobre los asuntos más candentes del negocio de la moda y plantea debates sobre las polémicas que se declaran en el sector.